Acción Común frente a la Crisis Climática: IJ

Monseñor Jurkovič: La crisis climática tiene un rostro humano

“Se necesitan respuestas colectivas y coordinadas”. El cambio climático y sus consecuencias sobre las migraciones tienen “un rostro humano” y plantean cuestiones a las que toda la comunidad internacional debe responder de forma “colectiva y coordinada”. Lo afirmó el Arzobispo Ivan Jurkovič, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, al intervenir ayer, en el coloquio internacional sobre las migraciones

Vatican News, 260521.

El cambio climático y sus consecuencias sobre las migraciones tienen “un rostro humano” y plantean cuestiones a las que toda la comunidad internacional debe responder de forma “colectiva y coordinada”. Lo afirmó el Arzobispo Ivan Jurkovič, Observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, al intervenir ayer, 25 de mayo, en el coloquio internacional sobre las migraciones, celebrado por la Organización Internacional para las Migraciones.

 

Hacia la Cop26

El tema del encuentro, “muy querido por el Papa Francisco”, subrayó el Prelado, fue: “Hacia la Cop26: Acelerar la acción para abordar la migración y el desplazamiento en el contexto del cambio climático y ambiental”.  Al respecto el Arzobispo estableció una comparación entre la pandemia de Covid-19 y la crisis climática afirmando que mientras la primera “llegó de forma inesperada”, la segunda “lleva años desarrollándose; si bien no se abordó hasta hace poco”, de modo que ahora “sus consecuencias paralizantes son ya una realidad para millones de personas en todo el mundo”. Pero es esencial recordar un aspecto, reiteró el Prelado:

 

“El cambio climático se produce en todas partes, pero la capacidad de responder y adaptarse a él varía mucho. Son los más pobres y vulnerables los que se ven afectados de forma desproporcionada”

Resultado de elecciones equivocadas

Y en este sentido añadió que, por tanto, “es fundamental reconocer que la crisis climática tiene un rostro humano”, el de “las personas que se ven obligadas a huir de su entorno natural porque se ha vuelto inhabitable”. Además, Monseñor Jurkovič añadió que esto “podría parecer un proceso inevitable de la naturaleza”, pero en realidad “el deterioro del clima es a menudo el resultado de elecciones equivocadas, actividades destructivas, egoísmo y negligencia que ponen a la humanidad en desacuerdo con la Creación, nuestra casa común”.

 

Por lo tanto, por su “propia naturaleza y magnitud”, dijo el Observador Permanente, “la realidad humana de la migración” y “la cuestión del cambio climático” requieren “una respuesta colectiva y coordinada de la comunidad internacional”. De hecho:

 

“Ningún Estado puede gestionar las consecuencias por sí solo, y todos los Estados se ven afectados en cierta medida”

De cara a la 26ª Conferencia de las partes de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, que se celebrará en Glasgow (Reino Unido) el próximo mes de noviembre, el Arzobispo señaló que “es imperativo abordar sin más demora la dimensión humana del cambio climático”, porque, como recordó recientemente el Papa Francisco:

 

“Hay una deuda ecológica que tenemos con la propia naturaleza, así como con los pueblos y países afectados por la degradación ambiental y la pérdida de biodiversidad causadas por el hombre”

Cuestiones de justicia

No se trata, por tanto, de “cuestiones meramente políticas o económicas”, subrayó el Observador Permanente, “sino de cuestiones de justicia, una justicia que no puede seguir siendo ignorada o pospuesta”, ya que conlleva “una obligación moral hacia las generaciones futuras”. Y concluyó:

 

“La seriedad con la que respondamos a estas cuestiones marcará el mundo que dejaremos a nuestros hijos”