Sin lucro alguno, y si presionados en contra: Testigos de la Resurrección

Experta analiza la verdad histórica de la resurrección de Jesús.

 

Jennifer Morse Roback
Redacción ACI Prensa

 

¿Como católicos… creemos realmente que Jesús resucitó de entre los muertos? Jennifer Morse Roback, PhD, presidenta de la organización católica Ruth Institute, publicó un artículo en el que, a través de un repaso histórico, analiza la verdad de la resurrección.

Morse, que es una reconocida activista profamilia y tiene un Ph.D. en economía por la Universidad de Rochester, en Nueva York, recordó que al tercer día de la muerte de Jesús, la “gente comenzó a afirmar que lo vieron con vida”.

“No se trataba de que una sola persona hiciera una afirmación privada y no confirmada. Más bien, grupos enteros de personas alegaron que todos lo habían visto al mismo tiempo. Afirmaron que lo tocaron, hablaron con él y lo vieron consumir alimentos”, indicó en un artículo publicado en el National Catholic Register

Morse señaló que “no hubo absolutamente ningún beneficio personal” para las personas que relataban estos hechos, pues por el contrario, “ese grupo inicial de seguidores se enfrentó a una intensa presión para cambiar sus historias”.

Al recordar algunos datos de la tradición católica, la autora recordó que “11 de los 12 apóstoles fueron martirizados, algunos de formas espectacularmente dolorosas”, y nunca negaron el haber visto a Jesús resucitado.

“¿Puede alguna persona razonable creer seriamente que todos acaban de inventar la historia de la resurrección? ¿No crees que al menos uno de ellos habría cambiado su historia bajo ese tipo de coacción?”, preguntó a los lectores.

Morse recordó que ninguno de los apóstoles cambió su versión de los hechos, sino que “continuaron afirmando que vieron a Jesús vivo, en la carne, al tercer día de haber sido muerto y enterrado”.

“Estos son hechos disponibles públicamente y ampliamente documentados. La conclusión más lógica a extraer es que Jesús realmente se levantó de entre los muertos”, subrayó.

Según Morse, la verdad histórica de la resurrección también “prueba que la Biblia hebrea es verdadera”.

“Jesús afirmó ser el cumplimiento de todas las promesas al pueblo judío. Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, las historias, los profetas, la literatura sapiencial: todo es verdad”, resaltó la columnista.

En ese sentido, también dejó en claro que “el cristianismo no es un mito más, inventado por pueblos primitivos para explicar fenómenos naturales que ahora podemos explicar a través de la ciencia”.

“La cosmología hebrea se encuentra sola entre los relatos de la creación antigua. Yahveh creó todo el cosmos de la nada como un acto de amor. Yahveh gobierna todas las cosas. La vida, muerte y resurrección de Jesús afirma la cosmología hebrea y derriba decisivamente los mitos antiguos”, aseguró.

“Tampoco se puede degradar a Jesús a algún tipo de arquetipo de Jung, un símbolo o imagen arcaica universal. Jesús no puede reducirse a una vaga expresión o representación de alguna fantasía o deseo inconsciente colectivo.

 Jesús de Nazaret fue un ser humano real y vivo. De esto, no puede haber ninguna duda razonable. Fue ejecutado y enterrado. Al tercer día, varios testigos afirmaron que lo vieron vivo. Ninguna de estas personas podría ser disuadida de su posición, a pesar de los esfuerzos agresivos para hacerlo”, agregó.

Para Morse “aceptar la fe porque nos fue enseñada cuando éramos niños no es suficiente; reinterpretar nuestra fe a través de la lente del racionalismo científico moderno no es suficiente; y reducir las verdades de la fe cristiana al estado de mitos antiguos no es suficiente”.

“Debemos estar dispuestos a afirmar, sin vacilar ni comprometer la verdad histórica de la resurrección. Esto abre la puerta a tomar en serio otras afirmaciones sobrenaturales no materiales del cristianismo”, aseguró.

Finalmente, Morse señaló que “la comprensión judeocristiana del mundo y de la persona humana es realmente cierta, y no metafóricamente verdadera”. 

“Tener esto en cuenta contribuirá a nuestros esfuerzos por construir un mundo bueno y humano”, concluyó.

Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register.  

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