Papa Francisco imagina su muerte en Roma
(DEWTSCHE WELLE, 270221).- Aconseja “acariciar” y “cebarles mate” a las neurosis, porque acompañan a la gente durante toda su vida.
El papa Francisco afirmó que no teme a la muerte y que espera que esta lo encuentre en Roma, ya que descarta regresar a su Argentina natal, según una entrevista realizada hace dos años y que el diario La Nación publicó este sábado (27.02.2021).
“Siendo papa, ya sea en ejercicio o emérito. Y en Roma. A la Argentina no vuelvo”, destacó el pontífice ante la pregunta “¿cómo imagina su muerte?”.
Durante la entrevista, que se realizó el 16 de febrero de 2019 en Roma, el Sumo Pontífice destacó que la muerte es un tema en el que piensa aunque no le produce temor “en absoluto”.
La conversación con el periodista y médico argentino Nelson Castro versa sobre la salud y los problemas que Francisco tuvo a lo largo de su vida, entre los que se encuentran un “cuadro pulmonar severo” en 1957 y la neurosis ansiosa que padece.
“Tengo bastante domada la ansiedad. Cuando me encuentro ante una situación o debo enfrentar un problema que me produce ansiedad, la atajo. Tengo distintos métodos para hacerlo. Uno de ellos es escuchar Bach. Me serena y me ayuda a analizar los problemas de una manera mejor. Le confieso que con los años he logrado poner una barrera a la entrada de la ansiedad en mi espíritu. Sería peligroso y dañino que yo tomara decisiones bajo un estado de ansiedad”, agregó.
“Acariciar a las neurosis”
Sobre las neurosis afirmó que “hay que cebarles mate” y “acariciarlas también”, ya que “son compañeras de las personas durante toda su vida”.
“Es muy importante poder saber dónde chillan los huesos. Dónde están y cuáles son nuestros males espirituales. Con el tiempo, uno va conociendo sus neurosis”, matizó.
También habló sobre la psicología, de la que dijo que su estudio “es necesario para un sacerdote”, y aunque afirmó que nunca se psicoanalizó contó como recurrió a la ayuda de una psiquiatra durante un momento delicado de su vida.
“Nunca me psicoanalicé. Siendo provincial de los jesuitas, en los terribles días de la dictadura, en los cuales me tocó llevar gente escondida para sacarla del país y salvar así sus vidas, tuve que manejar situaciones a las que no sabía cómo encarar. Fui a ver entonces a una señora —una gran mujer— que me había ayudado en la lectura de algunos test psicológicos de los novicios. Entonces, durante seis meses, la consulté una vez por semana”, concluyó.
gs (efe, La Nación)