III Jornada Mundial de los Pobres

“Tiende tu mano al pobre”: el Papa presidirá la Misa dominical por los pobres

Este domingo, 15 de noviembre, a las 10.00 de la mañana en la Basílica de San Pedro, el Sumo Pontífice celebrará la Santa Misa con motivo de la IV Jornada Mundial de los Pobres, cuyo tema es “Tiende tu mano al pobre” (Sir 7, 32).

Vatican News, 141120.

 

La mañana de este jueves, 12 de noviembre, tuvo lugar en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en directo streaming, la Conferencia de presentación de las iniciativas para la IV Jornada Mundial de los Pobres que se celebrará el 15 de noviembre de 2020, y cuyo tema es “Tiende tu mano al pobre” (Sir 7, 32). En la rueda de prensa intervinieron Monseñor Rino Fisichella, Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización y Monseñor Graham Bell, Subsecretario del mismo Consejo.

 

Entre una de las primeras iniciativas que anunció Monseñor Fisichella para la celebración de esta IV Jornada Mundial de los Pobres fue la celebración de la Santa Misa, presidida por el Papa Francisco, el domingo 15 de noviembre a las 10:00 horas en la Basílica de San Pedro.

 

Sigue la Misa en el portal de Vatican News

“El evento – señaló el Prelado – será transmitido en vivo por las cadenas televisivas italianas Rai 1, TV2000, Telepace y por todas las emisoras católicas del mundo enlazadas al Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede”. La Misa, por supuesto, también se transmitirá en streaming en el portal de Vatican News (vaticannews.va) y en el canal de YouTube del sitio, con comentarios en español.

 

Cien pobres presentes en la Misa con el Papa

Asimismo, el Obispo italiano anunció que, en la celebración Eucarística en la Basílica de San Pedro, participaran “sólo 100 personas” en representación simbólica de todos los pobres del mundo que, en este día, necesitan especialmente la atención y la solidaridad de la comunidad cristiana. Además participaran Voluntarios y Benefactores; y las lecturas serán proclamadas por algunas personas que son asistidas cada día por diferentes Asociaciones caritativas.

 

La finalidad de nuestras acciones es el amor

Las palabras del Papa Francisco en su Mensaje expresan bien la finalidad de estas iniciativas, concluyó Monseñor Fisichella: “«En todas tus acciones, ten presente tu final» (Sir 7, 36)… El texto se presta a una doble interpretación. La primera hace evidente que siempre debemos tener presente el fin de nuestra existencia. Acordarse de nuestro destino común puede ayudarnos a llevar una vida más atenta a quien es más pobre y no ha tenido las mismas posibilidades que nosotros”.

 

Existe también una segunda interpretación… Es el fin de nuestra vida que requiere un proyecto a realizar y un camino a recorrer sin cansarse. Y bien, la finalidad de cada una de nuestras acciones no puede ser otra que el amor… Este amor es compartir, es dedicación y servicio, pero comienza con el descubrimiento de que nosotros somos los primeros amados y movidos al amor. Este fin aparece en el momento en que el niño se encuentra con la sonrisa de la madre y se siente amado por el hecho mismo de existir. Incluso una sonrisa que compartimos con el pobre es una fuente de amor y nos permite vivir en la alegría. La mano tendida, entonces, siempre puede enriquecerse con la sonrisa de quién no hace pesar su presencia y la ayuda que ofrece, sino que sólo se alegra de vivir según el estilo de los discípulos de Cristo”.

 

NOTA RELACIONADA.

 

 7 santos que vivieron la extrema pobreza.

Redacción ACI Prensa, 141120.

En el año 2017 el Papa Francisco instituyó la Jornada Mundial de los Pobres que este año se celebrará el domingo 15 de noviembre. Los santos también padecieron la pobreza y ahora te presentamos a siete de ellos que la vivieron de modo extremo.

  1. San Francisco de Asís

Es tal vez el más famoso de los santos pobres que dejó todo para seguir al Señor.

Nació en una familia acomodada pero decidió vender todo lo que tenía para dárselo a los pobres y vivir la pobreza, la humildad y la compasión.

En 1210 escribió la regla de los franciscanos, con la pobreza como el fundamento de su orden, que se manifestaba en la manera de vestirse, los utensilios que empleaban y sus acciones. A pesar de todo, siempre se les veía alegres.

  1. San Juan de Dios

Este santo de origen portugués lo dejó todo e incluso simulaba estar loco para así expiar sus pecados.

Fue llevado a un manicomio y sufrió varias golpizas, porque esa era la forma de tratar a los locos en aquel tiempo. Eso le permitió descubrir que para curar a los enfermos primero debía curarse el alma.

Fundó un hospital para los pobres donde trabajó incansablemente durante diez años. Murió en 1550 dejando como legado la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.

  1. San Ignacio de Loyola

El fundador de los jesuitas o la Compañía de Jesús era el menor de los hijos de una acomodada familia española.

Cuando se reencontró con el Señor, decidió vivir la pobreza y la penitencia. Se vistió como pordiosero y vivió de la providencia.

Su espíritu lo compartieron sus primeros compañeros como San Francisco Javier y San Pedro Fabro, entre otros.

  1. Santa Bernardette Soubirous

La vidente de la Virgen de Lourdes en Francia nació en el seno de una familia que padeció la más absoluta pobreza. En ocasiones no tenían ni alimentos.

Las deudas forzaron a los Soubirous a dejar el molino donde vivían y buscar una casa que tenía un solo cuarto, donde se alojó toda la familia conformada por los padres y sus cuatro hijos.

Para conseguir un poco de pan para sus hijos, los padres Francisco y Luisa tomaban todo trabajo que podían encontrar.

  1. Santo Domingo Savio

Era el mayor de los cinco hijos de Ángel Savio, un mecánico muy pobre, y de Brígida, una mujer que aportaba al hogar haciendo costuras para sus vecinas.

A los 12 años, Domingo se encontró por primera vez con San Juan Bosco y le pidió que lo admitiera gratuitamente en el colegio que el santo tenía para niños pobres.

El día de su Primera Comunión redactó el famoso propósito que dice: “Prefiero morir antes que pecar”.

Falleció cuando tenía solo 14 años.

  1. San José Cupertino

El llamado “santo volador”, por sus muchas levitaciones probadas, vino al mundo en un pobre cobertizo ubicado junto a su casa porque el papá, un humilde carpintero, no había podido pagar las cuotas que debía de la vivienda y se la habían embargado.

A los 17 años pidió ser admitido a la orden franciscana pero no fue aceptado. Pidió que lo recibieran en los capuchinos y fue aceptado como hermano lego, pero después de ocho meses fue expulsado porque era en extremo distraído.

José buscó entonces refugio en casa de un familiar que era rico, pero este decía que el joven “no era bueno para nada” y lo echó a la calle. Se vio entonces obligado a volver a la miseria y al desprecio de su casa.

La mamá le rogó insistentemente a un pariente que era franciscano que recibieran al muchacho como mandadero en el convento de los frailes. Allí fue donde comenzó su impresionante vida de santidad.

  1. San Diego de Alcalá

Este hermano franciscano, conocido por los muchos milagros que se obraron por su intercesión en vida, nació en una familia muy pobre en San Nicolás del Puerto en Sevilla (España).

Toda su vida la vivió pobre y entre los pobres a quienes sirvió con especial dedicación. Murió en Alcalá de Henares donde fue portero y jardinero en un convento durante siete años.

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