Ángeles, Aliados de humanos rumbo al Cielo

Experto explica la verdadera misión de los ángeles y alerta sobre estos errores.

Redacción ACI Prensa, 021020.

 

En vísperas de la fiesta de los ángeles custodios, el Secretario General de la Comisión Teológica Internacional, P. Serge Thomas Bonino, O.P., ofreció en una entrevista sólidos fundamentos sobre la naturaleza y misión de nuestros compañeros celestiales.

“La existencia de los ángeles y sus acciones en la vida de la Iglesia, así como en la vida de los seres humanos, siempre ha sido un elemento muy presente en la Escritura, y la Iglesia siempre ha enseñado esta verdad”, explicó el P. Bonino en una reciente entrevista concedida al National Catholic Register.

El presbítero, que también es decano de la Facultad de Filosofía de la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino en Roma, dijo que “en el Catecismo de la Iglesia Católica hay una parte muy importante dedicada al mundo invisible que también mencionamos en el Credo (“todo lo visible e invisible”)”.

La misión de los ángeles custodios

Acerca del papel específico del ángel de la guarda en la vida humana, el P. Bonino explicó que estos “son un instrumento de la Providencia”, y que “no son custodios indiferentes” ya que “todo lo que hacen es fruto de su propia caridad hacia nosotros”.

“Una cosa que solemos olvidar es que los ángeles son parte de la Comunión de los Santos. En el Cielo, participan del gozo de la visión de Dios. Están unidos a Dios y, por tanto, quieren lo que Dios quiere: nuestra salvación. Quieren que los seres humanos se santifiquen”, dijo, y agregó que “los ángeles de la guarda están, por amor, al servicio de los seres humanos para guiarlos por el camino que los lleva a Dios”.

En ese contexto, resaltó que los ángeles tienen el mismo poder de los santos, ya que ambos pertenecen a la Comunión de los Santos y ruegan por nosotros. “Por eso los invocamos durante la Letanía de los Santos, e incluso comenzamos por ellos, después de la Virgen María”.

“Pero los ángeles tienen una doble mediación, es decir, una mediación ascendente y una descendente. Por un lado, nos traen y transmiten la ternura de Dios; y por otro lado, nos hacen subir a Dios en oración e interceder por nosotros. Por eso la Biblia dice que ofrecen incienso a Dios, ya que el incienso es el símbolo de la oración que sube a Dios”, explicó el P. Bonino.

Agregó que “esto lo vemos claramente en la Sagrada Escritura que nos dice que los ángeles ascienden por encima del Hijo del Hombre, es decir, hacen que nuestras oraciones se eleven hacia Dios y luego desciendan para traernos las bendiciones de Dios, transmitiéndonos buenos pensamientos y gracias”.

El P. Bonino también dijo que nuestro ángel de la guarda, cuando se nos presentan dificultades y tribulaciones, “puede inspirarnos con buenos pensamientos y resoluciones”, o también “puede actuar sobre circunstancias externas de nuestra vida para protegernos en momentos difíciles, evitar accidentes, favorecer los encuentros con otras personas, etc.”.

“Todas estas acciones pertenecen a la Providencia, que se concreta a través de ellas”, subrayó.

Errores sobre la creencia de los ángeles

El P. Bonino también reconoció que los mismos cristianos cometen errores respecto a la concepción de los ángeles. Comentó que se puede caer en una “especie de infantilización de la relación con el ángel de la guarda y pensar que está aquí para cumplir todos nuestros deseos”.

“Pero nuestros ángeles de la guarda no están destinados a ejecutar nuestros deseos, sino a lograr los deseos de Dios para nosotros, para hacernos querer lo que Dios quiere para nosotros”, añadió.

Acerca de la idea sobre los ángeles que promueven espiritualidades como la Nueva Era, aseguró que “tienen muy poco que ver con los ángeles cristianos”, y por tanto, “la fe en los ángeles siempre debe ser evangelizada”.

“Eso significa que hay que pensar en el mundo y especialmente en los ángeles según los grandes misterios del cristianismo, no según la propia imaginación o proyecciones”, aseguró.

Diferencia entre ángeles y arcángeles

El P. Bonino explica que en la Biblia se pueden encontrar varias categorías de ángeles, que luego fueron sistematizadas por Pseudo Dionisio Areopagita en su obra “Sobre la jerarquía celestial”, que distinguía nueve categorías de ángeles.

“En esta jerarquía, los ángeles más altos, los querubines y serafines, son los que están más volcados hacia la adoración de Dios. Todos los ángeles adoran a Dios, pero algunos de ellos están más dedicados a esto. Los otros ángeles, que están más cerca del mundo humano, son comisionados por Dios para ayudar a los seres humanos en la tierra”, explicó.

“La categoría ‘más baja’, si puedo usar ese término, considerando que ya son infinitamente altas, son los ángeles simples. Y justo arriba están los arcángeles, quienes tienen importantes misiones con respecto a la historia humana. Es, por ejemplo, el Arcángel Gabriel quien anunció la noticia de la Encarnación a María. Estas categorías nunca fueron definidas formalmente por la Iglesia, pero forman parte de una venerable tradición. Entonces, digamos que los arcángeles están por encima de los ángeles de la guarda, como un general está por encima de un soldado”, añadió el teólogo.

El poder de los ángeles sobre demonios

El Secretario General de la Comisión Teológica Internacional aclaró que los ángeles tienen “el poder de cumplir las órdenes de Dios contra los demonios”, pero que ese poder depende del poder de Dios sobre los mismos ángeles caídos.

“Dios permite que el diablo haga cosas que de alguna manera pueden ser buenas para una persona. Por ejemplo, puede dejar que un demonio nos tiente para hacernos más fuertes, para que podamos mostrar más caridad en nuestra vida, para crecer espiritualmente. Pero Dios también puede prevenir algunas acciones demoníacas porque dañarían su diseño, y los ángeles siempre cumplen su voluntad. Por lo tanto, pueden prevenir algunas de las acciones de los demonios contra los seres humanos”, explicó el P. Bonino

Oraciones a los ángeles

Al final de la entrevista, el teólogo recomendó siempre rezar la Oración a Nuestro Ángel de la Guarda, y recordó que también hay oraciones muy hermosas durante la Misa para las fiestas de los santos arcángeles y ángeles custodios.

“Entonces podemos orarles de manera muy simple y directa, como oramos a los santos”, subrayó.

“Así como el Arcángel Rafael guió al joven Tobías durante su viaje a Ecbatana, también podemos invocarlo, pidiéndole que sea nuestro compañero de viaje, tanto para un viaje físico como para nuestro camino espiritual hacia Dios”, concluyó.

Para leer la entrevista completa en inglés ingrese AQUÍ.

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¿Por qué no se debe poner nombres a los ángeles custodios?.

POR MARÍA XIMENA RONDÓN | ACI Prensa, 021020.

 

Los ángeles custodios acompañan y protegen al ser humano desde el momento de la concepción, y la Iglesia Católica admite una devoción hacia ellos, pero no adorarlos y ponerles un nombre.

El motivo está explicado en el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia, elaborado por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de la Santa Sede y publicado en el año 2002.

El Capítulo VI titulado “La Veneración a los Santos y Beatos”, indica que a lo largo de los siglos los fieles “han traducido en expresiones de piedad las convicciones de fe respecto al ministerio de los ángeles”. Por ejemplo, los han nombrado patronos de ciudades, han construido santuarios en su honor y han establecido días festivos.

Otra devoción es la del ángel custodio, que si bien es “legítima y saludable” puede dar “lugar a desviaciones”.

En ese sentido, el documento precisa que se debe “rechazar el uso de dar a los ángeles nombres particulares, excepto Miguel, Gabriel y Rafael, que aparecen en la Escritura”.

En tanto, el numeral 328 del Catecismo de la Iglesia Católica explica que los ángeles son “seres espirituales, no corporales”, como las demás cosas de la tierra sobre las cuales el hombre tiene dominio y puede nombrar.

Ese mismo texto agrega que los ángeles “tienen inteligencia y voluntad: son criaturas personales (Pío XII, enc. Humani generis: DS 3891) e inmortales (Lc 20, 36). Superan en perfección a todas las criaturas visibles”.

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¿Has olvidado a tu Ángel de la Guarda? Aquí 8 razones para que no lo alejes de tu vida.

Redacción ACI Prensa, 021020.

 

¿En algún o varios momentos de tu vida has olvidado a tu Ángel de la Guarda? Aquí hay ocho razones contundentes para que siempre lo tengas presente.

  1. Te acompaña desde la concepción

Cada ser humano desde el momento de su concepción tiene un Ángel de la Guarda. Dice el Catecismo en el numeral 336: “Desde su comienzo hasta la muerte, la vida humana está rodeada de su custodia y de su intercesión”. Asimismo, añade una frase de San Basilio Magno: “Nadie podrá negar que cada fiel tiene a su lado un Ángel como protector y pastor para conducir su vida”.

Con estas afirmaciones se entiende que la misión del Ángel de la Guarda es la de velar por cada uno, protegiéndonos de los peligros y alentando nuestra vida en Cristo. Por ello San Juan María Vianney (el Cura de Ars) indicaba: “Qué feliz es ese Ángel de la Guarda que acompaña al alma cuando va a Misa”.

  1. Su existencia no es un invento, se fundamenta en la Biblia

La existencia de los ángeles, una verdad de fe. En la Biblia, desde el Antiguo Testamento hay numerosas citas que hablan de los ángeles que custodian, como en Éxodo (23, 20-21): “Yo voy a enviar un Ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado. Respétalo y escucha su voz”.

De igual manera en el Nuevo Testamento, Jesús dice (Mt. 18,10): “Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus Ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial”.

  1. Son compañeros cercanos de los santos

Muchos santos han dado testimonio de la inseparable relación que tuvieron con sus Ángeles Custodios. Entre ellos tenemos a San Francisco de Sales, Santa Teresita del Niño Jesús, San Pío de Pietrelcina, San Josemaría Escrivá, entre otros.

Se dice que Santa Francisca Romana (1384-1440), patrona de los conductores, tuvo la fortuna de ver a su Ángel de la Guarda, quien velaba por ella día y noche. La santa lo describe así: “Era de una belleza increíble, con un cutis más blanco que la nieve y un rubor que superaba el arrebol de las rosas”.

“Sus ojos, siempre abiertos tornados hacia el cielo, el largo cabello ensortijado tenía el color del oro bruñido. Su túnica llegaba al suelo y era de un blanco algo azulado y, otras veces, con destellos rojizos. Era tal la irradiación luminosa que emanaba de su rostro, que podía leer maitines en plena media noche”.

  1. Protege en los momentos difíciles

En el siglo IV San Basilio Magno decía que “todo fiel tiene a su lado un Ángel como protector y pastor, para llevarlo a la vida”. Por su parte, San Bernardo de Claraval enseñaba que los Ángeles Custodios son demostración de que “el cielo no descuida nada que pueda ayudarnos”, por lo cual pone “a nuestro lado estos espíritus celestes para que nos protejan, nos instruyan y nos guíen”.

En una ocasión San Juan Bosco narró que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio. En aquella semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y ambos se vinieron abajo.

Uno de ellos recordó el consejo del santo y exclamó: “¡Ángel de mi guarda!”. Cayeron sin sentido y cuando sus compañeros fueron a verlos, encontraron que uno había muerto, pero el que había invocado al Ángel Custodio recobró el conocimiento y subió la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado. Luego el muchacho contó que al invocar a su ángel sintió que le ponían por debajo una sábana, que lo bajaban suavemente y que después de eso ya no recordaba más.

  1. Son poderosos servidores de Dios

El Catecismo en el numeral 329 especifica que “con todo su ser, los ángeles son servidores y mensajeros de Dios. Porque contemplan ‘constantemente el rostro de mi Padre que está en los cielos’ (Mt 18, 10), son ‘agentes de sus órdenes, atentos a la voz de su palabra’ (Sal 103, 20).

San Bernardo Abad en uno de sus sermones indicó que “ellos, los que nos guardan en nuestros caminos, no pueden ser vencidos ni engañados, y menos aún pueden engañarnos. Son fieles, son prudentes, son poderosos: ¿por qué espantarnos? Basta con que los sigamos, con que estemos unidos a ellos, y viviremos así a la sombra del Omnipotente”.

  1. Acuden velozcemnete cuando se les llama

Santo Tomás de Aquino detalló en la Summa Theologica que “la rapidez de movimiento del ángel no se mide por la cantidad de su poder, sino de acuerdo con la determinación de su voluntad”.

Los ángeles no están obligados por un cuerpo material como nosotros, para que puedan moverse muy rápido, a la velocidad de “pensamiento”. Si se le pide al ángel Custodio que ayude a alguien más, este estará de vuelta inmediatamente.

  1. La veneración a los Ángeles Custodios es legítima

En el 2002 la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos declaró en el Directorio sobre la Piedad Popular y la Liturgia que la devoción popular a los Santos Ángeles “es legítima y buena”.

Sin embargo, precisó, el fiel debe tener cuidado con algunos pensamiento erróneos, como: “creer que el mundo y la vida están sometidos a una lucha incesante entre Ángeles y demonios, en la cual el hombre resulta arrollado por poderes superiores a él, ante los que no puede hacer nada; o interpretar de una manera esquemática y simplista, casi infantil, algunas acontecimientos de su vida atribuyendo al Maligno incluso las pequeñas contradicciones, y por el contrario, al Ángel Custodio los éxitos y logros”.

También hay que rechazar, señala, “el uso de dar a los Ángeles nombres particulares, excepto Miguel, Gabriel y Rafael, que aparecen en la Escritura”.

  1. Se les puede invocar en todo momento y lugar

Se les puede invocar en todo momento. Sin embargo, la tradición de la Iglesia recomienda saludar e invocar al Ángel de la guarda durante el día, especialmente con las siguientes oraciones:

Ángel de Dios,

que eres mi custodio,

pues la bondad divina

me ha encomendado a ti,

ilumíname, guárdame, defiéndeme

y gobiérname. Amén.

Oración II

Ángel de mi guarda,

dulce compañía,

no me desampares

ni de noche ni de día.

No me dejes solo

que me perdería.

Hasta que amanezca

en los brazos

de Jesús, José y María

Amén.

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