Inmoralidad del uso de armas nucleares debe estar en el Catecismo, dice el Papa.
Redacción ACI Prensa, 261119.
En la rueda de prensa que ofreció en el avión que lo llevó de Japón a Roma, el Papa Francisco dijo que la inmoralidad del uso de las armas nucleares debe estar en el Catecismo de la Iglesia Católica.
Ante los periodistas que lo acompañaron en el avión, el Santo Padre recordó que en su visita a Hiroshima, ciudad devastada por una de las dos bombas atómicas lanzadas en 1945, señaló que es inmoral el uso de las armas nucleares.
“Allí he recordado que el uso de las armas nucleares es inmoral. Esto debe ir al Catecismo de la Iglesia Católica. Y no solo el uso sino la posesión porque en occidente la posesión o la locura de cualquier gobernante… La locura de uno que puede destruir a la humanidad”, dijo el Pontífice.
El Papa Francisco se refirió luego al uso de la energía nuclear y dijo que “siempre puede darse un incidente y ustedes lo han experimentado también con el ‘triple desastre’ (de Fukushima en 2011), que ha destruido mucho. Lo nuclear es el límite. Las armas las dejamos porque es destrucción, pero el uso está muy al límite porque todavía no hemos podido lograr llegar a la seguridad total”.
“Tú puede decirme: sí, también con la electricidad se puede hacer un desastre por una inseguridad, pero es un pequeño desastre. Un desastre nuclear de una central nuclear será un desastre grande. Y todavía no ha sido elaborada la seguridad”, dijo luego el Papa.
El Santo Padre dijo que en su opinión “no usaría la energía nuclear hasta que no exista una total seguridad para su uso, pero no soy experto en esto y digo una idea: algunos dicen que está más allá la custodia de lo creado y destruirá, que la energía nuclear debe detenerse. Está en discusión”.
“Yo me detengo en la seguridad: no hay seguridad para garantizar que no haya un desastre. Sí, uno en el mundo en diez años, pero también luego sobre lo creado, el desastre de la potencia nuclear sobre lo creado y también sobre la persona. También hubo el desastre nuclear en Ucrania, de muchos años”, señaló.
El Papa reiteró que “debemos hacer investigaciones sobre la seguridad, ya sea el desastre, ya sea sobre el ambiente y sobre el ambiente creo que hemos ido más allá del límite”.
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El Milagro de Hiroshima: Jesuitas sobrevivieron a la bomba atómica gracias al Rosario.
POR ÁLVARO DE JUANA | ACI Prensa, 060820.
Frente al 75 aniversario de los ataques atómicos a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, la Iglesia recuerda un episodio documentado por historiadores y médicos que es conocido como el Milagro de Hiroshima.
El 6 de agosto de 1945, fiesta de la Transfiguración, cuatro sacerdotes jesuitas alemanes sobrevivieron al impacto de la bomba nuclear “Little Boy” en Hiroshima durante la Segunda Guerra Mundial.
Los jesuitas Hugo Lassalle, superior en Japón, Hubert Schiffer, Wilhelm Kleinsorge y Hubert Cieslik, se encontraban en la casa parroquial de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, uno de los pocos edificios que resistió a la bomba. En el momento de la explosión, uno de ellos se encontraba celebrando la Eucaristía, otro desayunaba y el resto en las dependencias de la parroquia.
Según escribió el propio P. Hubert Cieslik en su diario, únicamente sufrieron daños menores producto de cristales rotos, pero ninguno a consecuencia de la energía atómica liberada por la bomba.
Los médicos que los atendieron tiempo después les advirtieron que la radiación recibida les produciría lesiones graves, así como enfermedades e incluso una muerte prematura.
El pronóstico nunca se cumplió. No desarrollaron ningún trastorno y en 1976, 31 años después del lanzamiento de la bomba, el P. Schiffer acudió al Congreso Eucarístico de Filadelfia (Estados Unidos) y relató su historia, donde confirmó que los cuatro jesuitas estaban aún vivos y sin ninguna dolencia.
Fueron examinados por decenas de doctores unas 200 veces a lo largo de los años posteriores y no se halló en sus cuerpos rastro alguno de la radiación.
Los cuatro religiosos nunca dudaron de que habían gozado de la protección divina y de intercesión de la Virgen: “Vivíamos el mensaje de Fátima y rezábamos juntos el Rosario todos los días”, explicaron.
Además, el P. Schiffer escribió el libro “El Rosario de Hiroshima” donde narra todo lo que vivió.
Hace unos años, al celebrarse un aniversario más de la bomba de Hiroshima, el Obispo de Niigata, Mons. Tarcisius Isao Kikuchi, difundió un mensaje en el que subrayó que Japón puede contribuir a la paz “no con nuevas armas, sino con sus actividades de nobleza y amplia historia en el crecimiento mundial, de modo particular en las consideradas naciones en vía de desarrollo”.
El Prelado añadió que “con esta contribución al desarrollo, que lleva al pleno respeto y a la realización de la dignidad humana, sería muy apreciado y respetado por la comunidad internacional”. Cada año, del 5 al 15 de agosto, el país celebra una Oración por la Paz.
En Hiroshima y Nagasaki murieron unas 246 mil personas, la mitad en el momento del impacto de las bombas y el resto en las semanas posteriores por los efectos de la radiación.
La bomba de Hiroshima fue arrojada el día de la Solemnidad de la Transfiguración del Señor y la rendición de Japón ocurrió el 15 de agosto, cuando la Iglesia celebra la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María.
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