La diputada Gaby Hernández López exhortó a los 39 municipios del Estado, para que, en la medida de sus posibilidades y de manera paulatina, instalen contenedores para depositar las colillas de cigarros en espacios y establecimientos públicos, las cuales tardan 10 años en degradarse y de esta manea reducir la contaminación que generan.
“Es importante fortalecer las medidas de los municipios que estén orientadas a evitar la contaminación originada por la basura arrojada por la población en la vía pública, focalizando además la atención en los restos de cigarrillos, que es una constante en la práctica de una parte importante de la población que fuma”, resaltó al presentar el punto de acuerdo de manera virtual durante la sesión ordinaria.
En este sentido, explicó que según el estudio de National Geographic Society publicado en 2019, cuando se tiran a la calle las colinas de cigarro, dañan a la madre tierra, ya que inhiben el crecimiento de las plantas y cuando llegan a los océanos matan muchos animales marinos, en virtud de que están compuestas de plástico, denominado acetato de celulosa, que cuando se desechan también desprende la nicotina, metales pesados y otros químicos.
Por ello, Hernández López consideró positivo que los municipios cuenten con contenedores para cuando las personas salgan a fumar coloquen las colillas de cigarros, además de sensibilizar a la ciudadanía sobre los efectos de estos residuos, aparte de aplicar las sanciones que correspondan por tirar basura en las calles.
Al respecto, la representante del G15, precisó que en el ámbito estatal sólo se ha hecho mención a los riesgos de las colillas de cigarros relacionándolos como causantes de incendios forestales; sin embargo poco se ha focalizado el asunto a la contaminación que las mismas originan en todos los demás ámbitos y espacios: pueblos, ciudades y caminos.
Además, informó que según el biólogo Leopoldo Benítez González, quien es investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México ha considerado que las colillas de cigarro en los océanos son más contaminantes que los popotes, y aunque son degradables y reciclables, no hay un manejo integral para ellas, refiriendo que uno solo de estos filtros contamina hasta 50 litros de agua potable o 15 litros de agua de mar.