“Volveremos a juntarnos, volveremos a brindar, un café queda pendiente en nuestro bar, romperemos ese metro de distancia entre tu y yo”.
Esta frase de la canción de La Oreja de Van Gogh, me hizo un nudo en la garganta y me erizó la piel, más aún al contar con gente cercana viviendo esta incertidumbre que trae consigo el Coronavirus Covid19.
Cuando veíamos las escenas de China sufriendo la enfermedad, no pensamos que llegaríamos a pasar por lo mismo, lo veíamos tan lejos; por lo menos yo sí lo llegué a pensar en algún momento, pero al ver que el Gobierno Federal no estaba tomando medidas preventivas para evitar los contagios en el país, fue cuando me preocupé.
Sin embargo, ya lo tenemos aquí, en la puerta de nuestra casa, y ha dejado de ser un chiste y un tema para los memes, aunque el humor del mexicano no cambia y estos seguirán.
Ahora comprendemos a los chinos, españoles e italianos, pues vivimos la incertidumbre y el miedo a lo desconocido que ellos vivieron… realmente no sabemos cómo enfrentar a este virus.
Estos días, en que me ha tocado cubrir el proceso de avance del Covid-19 en Durango, han sido intensos, y no porque ande en los hospitales, ni detrás de los pacientes que dieron positivo, sino porque puedo ver lo frágiles que somos, y que cualquiera puede formar parte de las estadísticas.
Claro que tenemos miedo, y tratamos de cuidarnos, los periodistas de campo, los que sí andamos en la calle, los que palpamos la noticia día a día, y no sólo monitoreamos los medios o las redes sociales; los periodistas de a pie estamos muy acostumbrados a estar todos juntos, a abrazarnos, reírnos mientras se espera a que inicien los eventos o ruedas de prensa programados.
Hoy en día, se evita estar todos juntos, guardamos una sana distancia, claro que nos extrañamos pero también queremos estar bien; como dijo una compañera: “nos gusta estar juntando nuestras pieles”, y pues así somos los mexicanos, apapachadores, pero es tiempo de tener ese metro de distancia y, cuando pase la tempestad, nos volveremos a abrazar.
Al andar en la reporteada diaria, uno puede ver que ni las autoridades saben exactamente qué hacer, tengo a dos personas cercanas que dieron positivo al Covid-19, he compartido con ellos parte del miedo, desesperación, impotencia y todas las emociones juntas, primero al no saber qué va a pasar, así como el abandono de las autoridades; estos pacientes son derechohabientes del ISSSTE y, cuando les realizaron la prueba, solo uno dio positivo, pero los mandaron juntos al aislamiento. Como era de esperarse, la otra persona se contagió después.
El personal del ISSSTE les dijo que les estarían llamando a diario para monitorearlos, pero pasaron tres días y no se acordaron de ellos, ni siquiera para decirles que había un positivo.
México no registra aún miles y miles de casos por un simple motivo: no se están haciendo las pruebas necesarias, se manda a la gente que tiene síntomas con paracetamol a sus casas y con eso lo quieren arreglar.
Cundo esto pase, como lo dijo el periodista español Pablo M. Díez, se debe investigar el actuar de los políticos en todo el mundo, aquí ya sabemos que nuestro Presidente no le dio la importancia en su debido tiempo.
Para cerrar, me gustaría decir que los que sobrevivamos (espero estar en este grupo) a esta pandemia, cambiemos el mundo, que nos cuidemos unos a otros, que nos preocupemos por los demás, que nos alegremos de los triunfos del vecino, del amigo. Que este sólo sea el descanso que el planeta pedía para recuperarse de todo el daño que le hemos causado, y que ahora sí lo cuidemos. Que el temor que sentimos ahora no quede sólo en eso y que, el día de mañana que salgamos victoriosos, seamos la nueva cara de la humanidad después del vendaval.