Arzobispo de Los Ángeles pide en Basílica de Guadalupe por niños en el vientre y migrantes.
Redacción ACI Prensa, 140719.
Al encabezar la peregrinación anual de su arquidiócesis a la Basílica de Guadalupe en Ciudad de México, el Arzobispo de Los Ángeles, Mons. José Gomez encomendó a la protección de Santa María a los más vulnerables, entre ellos los niños en el vientre materno y los migrantes y refugiados.
En su homilía, Mons. Gomez destacó que es un “gran privilegio estar aquí en la Basílica de María de Guadalupe, es una gran alegría para todos nosotros poder estar aquí este día”.
“Sentimos todos una gran alegría y recordamos las palabras de nuestra Madre Santísima a Juan Diego: ¿no estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa”.
“María de Guadalupe es nuestra Madre”, subrayó el Prelado, y destacó que “esta es la bella verdad revelada en su aparición en el Tepeyac”.
“Aquí en el Tepeyac, la Madre de Jesús está con nosotros, del mismo modo que estuvo con Santa Isabel en la colina de Judea, y como entonces viene con el niño Jesús”, dijo.
El Arzobispo de Los Ángeles señaló que “le pedimos que proteja a nuestras familias, a nuestros hijos, y especialmente a los vulnerables, aquellos que viven en las calles, el niño en el vientre, los enfermos y ancianos, los inmigrantes y refugiados que huyen de la violencia y el terror”.
Además, indicó que “Jesús nació de María Santísima para que cada uno de nosotros podamos también ser hijos e hijas de Dios. Es la verdad de quienes somos”.
“Somos los hijos de Dios ahora, somos hijos de María, hermanos y hermanas de su hijo, Jesús”.
Mons. Gomez explicó que “la alegría que todos sentimos cuando venimos al santuario de la Madre de Guadalupe es porque ella es nuestra Madre, y porque nosotros somos todos hijos e hijas de Dios”.
Más adelante, el Prelado indicó que “Jesús nos llama a cada uno de nosotros el día de hoy una vez más, para llevar su amor a todo el mundo, así como María Santísima lo llevó con Santa Isabel”.
“Cada uno de nosotros tenemos la misma misión: llevar a Jesús a nuestros hogares, a nuestro trabajo, a nuestras conversaciones, a cada aspecto de nuestra vida”, dijo.