España: 14 nuevas Beatas mártires Concepcionistas Franciscanas
La mañana de este 22 de junio tuvo lugar en la capital española, en Santa María la Real de la Almudena, la ceremonia de beatificación de catorce religiosas mártires de la Orden de la Inmaculada Concepción. Presidió la solemne celebración, en nombre del Papa Francisco, el Cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos
María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano. VN, 230619).
A las 11 de la mañana comenzó en Madrid la solemne ceremonia de beatificación de las catorce religiosas Concepcionistas Franciscanas mártires cuya imagen puede observarse en el tapiz desplegado en el momento de su proclamación en Santa María la Real de la Almudena.
Concelebrantes
Con el Cardenal Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos concelebraron el Cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid; Monseñor José Carballo, Secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; el Cardenal Ricardo Blázquez, Arzobispo de Valladolid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española; el Cardenal Carlos Amigo, Arzobispo emérito de Sevilla; Monseñor Braulio Rodríguez, Arzobispo de Toledo; Monseñor Juan del Río, Arzobispo castrense; Monseñor Eusebio Hernández, Obispo de Tarazona; Monseñor Juan Antonio Martínez Camino, Obispo auxiliar de Madrid; Benjamín Echeverría, Superior provincial de la Provincia de los Capuchinos de España; Carlos Coca , Vicario provincial de la Provincia de los Menores de España, y Fray Juan Carlos Moya, provincial de la Provincia de los Menores, además de otros presbíteros.
Memoria martirial
El 15 de enero de 2019, el Papa Francisco firmó el decreto de martirio de María del Carmen Lacaba y de otras trece religiosas Concepcionistas Franciscanas. En el año 2002 se abrió la causa que se clausuró en febrero de 2010. Diez de ellas pertenecían a la comunidad madrileña del monasterio de San José; dos a la comunidad de Escalona, Toledo, y las otras dos a la de El Pardo, Madrid.
Las nuevas beatas
Se trata de la Madre María del Carmen Lacaba Andía, nacida en Borja, Zaragoza en 1882; Sor María Petra Pilar de los Dolores, nacida en Pamplona, Navarra, en 1864; Sor María Eustaquia de la Asunción, nacida en Anaya, Segovia, en 1864; Sor María Balbina de San José, nacida en Madrid, en 1886; Sor María Guadalupe de la Ascensión, nacida en Madrid en 1892; Sor María Beatriz de Santa Teresa, nacida en Nava de los Caballeros, León, en 1908; Sor María Clotilde del Pilar Campos Urdiales, nacida en Valdealcón, León, en 1897; Sor María del Santísimo Sacramento, nacida en El Toboso, Toledo, en 1887; Sor María Juana de San Miguel, nacida en Arraiza, Navarra, en 1860; Sor María Basilia de Jesús Díaz Recio, nacida en la aldea burgalesa de Santa Coloma de Rudrón, en 1889; la Madre Inés de San José nacida en Avedillo, Zamora, en 1889; Sor María del Carmen de la Purísima Concepción, nacida en Avedillo, Zamora en 1895; la Madre María de San José Ytoiz, nacida en 1871 y Sor María de la Asunción Pascual Nieto, nacida en Villorobe, Burgos, en 1887.
Homilía del Cardenal Angelo Becciu
Refiriéndose a estas mártires que fueron asesinadas en España en 1936 durante la persecución religiosa que pretendía eliminar a la Iglesia en esta nación, el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos afirmó que “ellas permanecieron fuertes en la fe: no se asustaron ante los ultrajes, las angustias ni las persecuciones”. Sino que, por el contrario, estuvieron preparadas y dispuestas “a sellar con su vida la Verdad que profesaban con sus labios, asociando el martirio de Jesús a su martirio de fe, de esperanza y de caridad”.
Y al recordar que la beata María del Carmen (en el siglo Isabel Lacaba Andía) y sus trece compañeras eran monjas de la misma familia monástica, pero de tres monasterios diferentes: el Monasterio de Madrid, el Monasterio de El Pardo y Monasterio de Escalona, afirmó que “todas, perseverando en su consagración a Dios, dieron su vida por la fe y como prueba suprema de amor”. Y destacó que sufrieron la persecución y la muerte por su estado de vida religiosa y su total adhesión a Cristo y a la Iglesia”. A la vez que “sus verdugos eran milicianos que, guiados por el odio contra la Iglesia Católica, fueron los protagonistas de una persecución religiosa general y sistemática contra las personas más representativas de la Comunidad Católica”.
De manera que las nuevas Beatas ciertamente tenían bien presente la exhortación del divino Maestro: “Busquen sobre todo el reino de Dios y su justicia” (Mt 6, 33). De ahí que sean “un ejemplo y un aliciente para todos, pero sobre todo para las monjas Concepcionistas, y también para todas las consagradas que dedican totalmente su vida a la oración y a la contemplación”. A la vez que puso de manifiesto que “en esta preciosa misión orante, las religiosas de clausura están llamadas a gustar y ver cuán bueno es el Señor, para testimoniar a todos cuán envolvente es el Amor de Dios”.
“ La crueldad de los pelotones de ejecución y todo el sistema de odio organizado fueron superados ”
Sanguis martyrum – semen christianorum
“‘La fuerza se manifiesta plenamente en la debilidad’ (2 Cor 12, 9), respondió el Señor al apóstol Pablo”, recordó el Cardenal Becciu. Y “hoy – dijo – damos gracias por esta fuerza que también se ha convertido en la fuerza de los mártires en España. La fuerza de la fe, de la esperanza y del amor, que se ha mostrado más fuerte que la violencia”. Y añadió que “la crueldad de los pelotones de ejecución y todo el sistema de odio organizado fueron superados. Cristo, que se hizo presente junto a los mártires, vino a ellas con la fuerza de su muerte y de su martirio”.
Y recordó lo que escribió el famoso escritor romano Tertuliano: “Sanguis martyrum – semen christianorum”; la sangre de los mártires es la semilla de los cristianos. De manera que – prosiguió diciendo en su homilía – “no podemos dudar de la fecundidad de esta semilla, aunque las fuerzas que tratan de erradicar el ‘semen christianorum’, es decir, los valores cristianos, de las conciencias y del tejido de nuestras sociedades, parezcan crecer de formas diferentes”.
Por esta razón afirmó que frente a las actitudes de cierre hacia las personas más necesitadas, frente a la indiferencia religiosa, frente al relativismo moral, frente a la prepotencia de los más fuertes hacia los más débiles, frente a los ataques contra la unidad de la familia y el carácter sagrado de la vida humana, no podemos olvidar la belleza del Evangelio.
“ ¡Beata María del Carmen Isabel Lacaba Andía y compañeras mártires, ruega por nosotros! ”
A la vez que afirmó que estas catorce nuevas beatas, que perseveraron en la fe incluso en el momento del supremo sacrificio, “animan a continuar con alegría y esperanza dando testimonio en todo ambiente del amor y la misericordia de Dios, que nunca nos abandona, especialmente en la hora del fracaso y la derrota”.
Por último pidió encomendarse a su intercesión, cuya existencia se ha convertido para toda la Iglesia, especialmente para el pueblo de Dios que peregrina en España, en un poderoso faro de luz, en una invitación apremiante a vivir el Evangelio de manera radical y sencilla, ofreciendo un valiente testimonio de fe que supera toda barrera y abre horizontes de esperanza y fraternidad.
¡Beata María del Carmen Isabel Lacaba Andía y compañeras mártires, ruega por nosotros!