¿Cuándo es el Domingo de la Divina Misericordia?
Philip Kosloski | ALETEIA, Abr 22, 2017
Una incorporación bastante nueva al calendario surgió de una visión de Jesús que tuvo la monja polaca
No pasa muy a menudo en la Iglesia que se establezca una nueva fiesta litúrgica no asociada con el día festivo de un santo. Sucede en raras ocasiones y nunca se produce a la ligera. Sin embargo, en el año 2000, san Juan Pablo II canonizó a la mística religiosa polaca Faustina Kowalska y, durante la homilía, renombró oficialmente al Segundo Domingo de Pascua como “Domingo de la Divina Misericordia”.
Juan Pablo II lo hizo para respaldar las visiones de Faustina y para poner más énfasis en la Divina Misericordia en el siglo XXI.
Según explicó durante su homilía:
“La misericordia divina llega a los hombres a través del corazón de Cristo crucificado: ‘Hija mía, di que soy el Amor y la Misericordia en persona’, pedirá Jesús a sor Faustina (Diario, p. 374). Cristo derrama esta misericordia sobre la humanidad mediante el envío del Espíritu que, en la Trinidad, es la Persona-Amor. Y ¿acaso no es la misericordia un ‘segundo nombre’ del amor (cf. Dives in misericordia, 7), entendido en su aspecto más profundo y tierno, en su actitud de aliviar cualquier necesidad, sobre todo en su inmensa capacidad de perdón? Hoy es verdaderamente grande mi alegría al proponer a toda la Iglesia, como don de Dios a nuestro tiempo, la vida y el testimonio de sor Faustina Kowalska. (…) Jesús dijo a sor Faustina: ‘La humanidad no encontrará paz hasta que no se dirija con confianza a la misericordia divina’ (Diario, p. 132)”.
Y a continuación el papa polaco proclamó:
“Así pues, es importante que acojamos íntegramente el mensaje que nos transmite la palabra de Dios en este segundo domingo de Pascua, que a partir de ahora en toda la Iglesia se designará con el nombre de ‘domingo de la Misericordia divina’”.
Tradicionalmente, al Segundo Domingo de Pascua se le ha llamado también Domingo in albis, por las depuestas ropas blancas de los neófitos.
En la Edad Media se conoció como Quasimodo en referencia a las primeras palabras de la primera oración del día, el Introito, y que dice “como niños recién nacidos desead la leche espiritual pura” (“Quasi modo géniti infantes…”) (1 Pedro 2:2).
Victor Hugo escogió este día para abandonar al niño jorobado de su obra de ficción a las puertas de la catedral de Notre Dame, de ahí su nombre, Quasimodo —que también puede significar “medio formado” —.
Este domingo, último día de la Octava Pascual, siempre ha incluido el pasaje del Evangelio de “Tomás el escéptico”. Este pasaje particular nos recuerda la necesidad de entrar en el corazón de Jesús para limpiarnos a través de su misericordia.
Jesús, en una visión a santa Faustina, pidió que este Segundo Domingo de Pascua se llamara “Domingo de la Misericordia Divina”, según escribió Faustina en su Diario:
Una vez, oí estas palabras: Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible misericordia Mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia. Cada alma respecto a Mí, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi misericordia. La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas, deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua. La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi misericordia. (Diario, 699)
Sí, el primer domingo después de Pascua es la Fiesta de la Misericordia, pero también ha de haber obras de misericordia que deben surgir de tu confianza en Mí y de tu amor hacia Mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes: la acción, la palabra y la oración. No puedes excusarte. La fe sin obras es inútil. (Diario, 742)
Este año 2019, el Segundo Domingo de Pascua cae en 28 de abril, así que en este día también celebramos el Domingo de la Divina Misericordia.